A través de la carbonización hidrotermal ha obtenido muy buenos resultados de adsorción de contaminantes emergentes
Emplear los residuos de la producción del aceite de oliva para la depuración de los restos de medicamentos en las aguas residuales y, así, impedir su llegada a los ríos y al medio marino, donde pueden resultar perjudiciales para los seres vivos y los diferentes organismos que habitan estos ecosistemas. Esta es la tesis que defiende Silvia Escudero-Curiel, investigadora del grupo de Bioingeniería de Procesos Sostenibles, BIOSUV, de Cintecx -Centro de investigación en Tecnologías, Energía y Procesos Industriales de la Universidade de Vigo-, en un artículo publicado en la revista Environmental Pollution, en el que demuestra que el tratamiento es posible a través de la valorización de residuos industriales transformándoles en adsorbentes de fármacos.
La presencia de ciertos medicamentos en el medio acuático representa una preocupación creciente por su alto riesgo ecotoxicológico tanto para los organismos como para la salud humana. Es el caso de antidepresivos como la fluoxetina (prozac), cuya presencia en las aguas está asociada a cambios de comportamiento en peces y moluscos, y de antibióticos de amplio espectro, como las cefalosporinas, aumentando el riesgo de generar resistencias bacterianas. Estos fármacos forman parte del grupo de contaminantes emergentes junto a otras sustancias químicas, como determinados plaguicidas, detergentes y cosméticos, entre otros, que se detectan últimamente en las aguas residuales y que pueden resultar perjudiciales para los seres vivos y los ecosistemas.
A partir del ‘alperujo’, subproducto del centrifugado de la oliva
Según una investigación de la UNESCO, estas sustancias llegan al medio marino y a los ecosistemas de agua dulce a través de los vertidos de las depuradoras municipales. En este sentido, el punto de partida para contener la expansión de estos contaminantes sería el tratamiento de las aguas. Pero, ¿cómo tratarlas? ¿es posible limpiarlas sin que suponga una gran inversión para las plantas depuradoras y sin que genere a su vez más impactos?
Los resultados de la última investigación publicada por la investigadora de CINTECX, Silvia Escudero-Curiel, en la revista ‘Environmental Pollution’, demuestran que el tratamiento es posible a través de la valorización de residuos industriales transformándolos en adsorbentes de fármacos. En concreto, siguiendo los principios de residuo cero, en su trabajo utiliza “alperujo”, un subproducto resultante del centrifugado de la aceituna mientras se está obteniendo el aceite en almazara, como precursor de un adsorbente que capture los contaminantes del agua que las depuradoras no eliminan.
Basado en la economía circular y de cercanía y generando impacto cero, el objetivo del trabajo es valorizar los residuos procedentes de industrias locales para la depuración de aguas residuales. En el caso de la industria colaboradora con este estudio, Aceites Abril S.L., su elevado volumen de producción proporciona una gran cantidad de este subproducto que puede ser utilizado como adsorbente, en lugar de ser gestionado como un residuo.
Carbonización hidrotermal para eliminar fármacos de las aguas residuales
El método utilizado en esta investigación consiste en la carbonización hidrotermal, un procedimiento de conversión termoquímica que permite transformar la biomasa, en este caso el “alperujo”, en un material carbonado estructurado denominado “hidrochar” o “biocarbón” mediante la aplicación de temperatura (220ºC) en agua a presión de vapor saturado en un reactor de alta presión durante 2 horas.
“Utilizando la termovalorización de este subproducto resolvemos simultáneamente dos problemas: la gestión de los residuos derivados de la producción del aceite por un lado y el tratamiento de aguas por otro. De este modo, generamos un producto de valor añadido, un adsorbente con el que hemos obtenido muy buenos resultados, eliminando contaminantes con efectos ecotoxicológicos que las depuradoras no eliminan, como la fluoxetina y la cefazolina”, señala Silvia Escudero-Curiel. “Es una tecnología que requiere poca inversión y muy rentable que se aplicaría como tratamiento de las aguas, siguiendo los principios de la economía circular y residuo cero, aunque al no existir legislación aún no se implementa. Sin embargo, es cuestión de tiempo, ya que la Unión Europea está poniendo a punto la legislación sobre este problema medioambiental”, apunta la investigadora. Asimismo, Escudero-Curiel destaca que esta tecnología se podría aplicar en otros ámbitos realizando una funcionalización para cubrir necesidades surgidas de otros problemas. Desde el grupo BIOSUV de CINTECX, del que forma parte la investigadora, están aplicando estas técnicas a otros procesos.
En los últimos años se ha experimentado un aumento de la concentración de fármacos antidepresivos y antibióticos en el medio acuático, pero por el momento su presencia en el medio no está regulada. La imposibilidad de limitar el consumo de estos medicamentos, por ser necesarios para la salud y el bienestar humanos, unida a la falta de regulación que limite la cantidad permitida en el agua, implica la necesidad de identificar métodos que contribuyan a la eliminación en depuradoras de estas sustancias con efectos ecotoxicológicos demostrados sobre los seres vivos y los ecosistemas, de cara al futuro. Se trata de una cuestión de tiempo que las autoridades competentes actúen al respecto. En este sentido, la comunidad científica, con trabajos como el de Silvia Escudero-Curiel, va un paso por delante para estar preparados cuando se incluya este tratamiento en la legislación.